Son muchas las miradas que han centrado su atención en el hidrógeno como el combustible capaz de tomar el relevo del petróleo y dar un respiro así a la excesiva dependencia de un recurso energético que tiene los días contados. Las investigaciones continúan para despejar las dudas que suscita.
El hidrógeno y las pilas de combustible son para algunos, a día de hoy, la gran esperanza, la fuente energética llamada a recoger el testigo del petróleo, que ha puesto de manifiesto en los últimos años la necesidad de encontrar otra fórmula que haga a los países menos dependientes de un recurso que tiene fecha de caducidad.
La principal dificultad del hidrógeno es que no se encuentra en la naturaleza -como ocurre con el petróleo o el carbón-, si no que hay que producirlo, un proceso que resulta muy costoso. Y otra de sus pegas es el problema del almacenamiento, en cuya solución se sigue trabajando. A pesar de esto, presenta una potencialidad muy elevada, ya que su combustión sólo emite vapor de agua y puede realizarse con energías renovables, sobre todo, a partir de biocarburantes, biomasa y de energía eólica. De esta manera se solucionaría el problema de emisión de CO2 que hoy por hoy afecta a su producción, que se suele hacer con gas natural. Es el reto del futuro.
Todavía hay tiempo para encontrar soluciones. Desde Europa se confía en esta fuente energética y ya se han marcado ambiciosos objetivos a cumplir. En el horizonte de 2020 se espera que el 5% del parque móvil funcione gracias a esta tecnología, lo que afectará a unos nueve millones de automóviles. Para que este deseo se convierta en realidad, la Unión Europea tendrá que contar con entre 5.000 y 10.000 estaciones que suministren hidrógeno, y que en España se situarán entre los 500 y las 1.000 hidrogeneras. La clave del éxito es la facilidad del usuario para acceder a estas instalaciones. Según un reciente estudio realizado por el Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial (Opti), una fundación dependiente del Ministerio de Industria, en la actualidad se producen en el mundo 45 millones de toneladas de hidrógeno, mientras que las previsiones señalan que para el año 2040, y sólo en el campo de la automoción serán necesarias 150 millones de toneladas en EEUU.
Desde Sevilla.El hidrógeno sigue siendo un gran desconocido, aunque desde hace años se investiga su producción y aplicaciones. En España, esta fuente de energía no está demasiado desarrollada, aunque en Madrid y Barcelona existen proyectos pioneros de autobuses urbanos que funcionan con pilas de combustible. Y más cerca, en sevilla, también se trabajo en ello. La multinacional sevillana Abengoa tiene en la capital andaluza la sede de Hynergreen Tecnologies, una filial que nació en 2003 y se centra en proyectos relacionados con la producción de electricidad mediante pilas de combustible y en la generación de hidrógeno a partir de fuentes renovables.
Entre 2015 y 2019 se desarrollará la red necesaria para suministrar el hidrógeno al por menor. Entre 2020 y 2024, las estaciones de servicio. En 2015 habrá 500.000 coches funcionando, y oscilarán entre los 2 y 9 millones para 2020.
Aunque en EEUU y Canadá ya hay iniciativas de este tipo, en España sólo algunos autobuses urbanos de Madrid y Barcelona han empleado esta tecnología, para lo que se instalaron estaciones de suministro especiales.
El gran coste que supone producir hidrógeno y que el modo de hacerlo no sea contaminante son algunos de los desafios en los que se trabaja. Otra dificultad añadida es el problema del almacenamiento y su distribución.
Tres iniciativas relacionadas con esta tecnología serán financiadas por Corporación Tecnológica. Santana se centre en vehiculos con pilas de combustible. Endesa, Greenpower, Inerco y Gamesa lo aplicarán a la energía eólica.
Aunque el transporte es el gran reto para reducir las emisiones de CO2, también habrá aplicaciones para el pequeño consumidor. Las pilas se podrán emplear en ordenadores, teléfonos móviles...
Fuente: Isabel Campanario, El correo de Andalucía, 18 de Junio de 2006