Ya hay más de 600 patentes en el campo de la energía marina -undimotriz, mareomotriz y térmica-. Ahora se añade el desarrollado por Iñaki Valle, ingeniero vasco, que ha creado un aparato que se instala en la costa en zonas ya urbanizadas, como espigones, o en acantilados no frecuentados.
El aparato consiste en un plataforma que se instala en pendiente sobre la cual se sitúa un raíl con una pieza imantada que se desliza por él. Las olas mueven la pieza hacia arriba y hacia abajo y una bobina situada dentro del raíl produce la electricidad a través del movimiento del imán.
Su creador, enumera sus ventajas: al estar anclado en tierra firme, los costes de instalación y mantenimiento son mucho menores, no interfieren el tráfico marítimo ni el movimiento natural del oleaje, y además, son más eficientes porque la energía generada por las olas al romper en la costa es más elevada que la que tienen en alta mar.
El inconveniente es sólo uno: su rendimiento es óptimo para costas con gran oleaje, por lo cual no compensa instalarlo en cualquier sitio. El Mediterráneo queda descartado, aunque el Cantábrico y toda la costa atlántica son emplazamientos muy adecuados para este ingenio, que aún no tiene nombre.