Investigadores de la Florida Atlantic University dicen que algún día la corriente pudiera utilizarse para impulsar miles de turbinas submarinas, producir tanta energía como quizás 10 plantas nucleares y suministrar un tercio de la electricidad de Florida. En pocos meses se espera la instalación de una turbina de prueba.
«Podemos producir energía 24 horas los siete días de la semana», dijo Frederick Driscoll, director del Centro de Excelencia en Tecnología de Energía Oceánica de la Universidad. Utilizando una donación estatal de 5 millones de dólares para investigaciones, la Universidad está trabajando para desarrollar la tecnología con la esperanza de que, con el tiempo, grandes compañías eléctricas construirán enormes series de turbinas submarinas.
De Oregón a Maine, de Europa a Australia y más allá, los investigadores están mirando hacia el mar "sus corrientes, sus mareas y sus olas" por su infinita energía. Hasta ahora, en EEUU no hay proyectos comerciales de este tipo que estén generando electricidad.
Debido a que la tecnología todavía está tomando forma, es demasiado pronto para saber cuánto pudiera costar. Pero los investigadores esperan hacerla tan económicamente efectiva como los combustibles fósiles. Aunque la inversión inicial pudiera ser mayor, las corrientes que mueven la maquinaria son gratuitas.
Todavía hay muchos riesgos e incógnitas. Un temor es que el rotar de las hojas submarinas pudiera dañar peces y otras criaturas.
Los investigadores dicen que las turbinas submarinas representarían un riesgo insignificante para los barcos que pasen. El equipo estaría anclado en el fondo del océano con las hojas rotando entre 30 y 40 pies por debajo de la superficie, puesto que es ahí donde la corriente del Golfo fluye con mayor rapidez. Pero los equipos de navegación estándar en los barcos fácilmente podrían guiarlos alrededor de los campos de turbinas si sus cascos llegaran a esa profundidad, dijeron los investigadores.
Y a diferencia de las turbinas eólicas a poca distancia de las costas, a las que algunos ecologistas se oponen porque la tecnología pudiera estorbar la vista del mar, esta maquinaria sería invisible desde la superficie y sólo habría boyas para marcar los campos.
David White de la Conservación del Océno dijo que gran parte de la tecnología todavía no se ha probado al aire libre así que es demasiado temprano para saber cuáles pudieran ser sus efectos ecológicos.
«Comprendemos que necesitamos contemplar energías alternativas y que deberíamos poder discutirlo todo», dijo. «Pero ¿cuáles son las consecuencias ecológicas? Todavía no lo sabemos.»
La corriente del Golfo tiene unas 30 millas de ancho y sólo se desplaza ligeramente de curso, pasando más cerca de la Florida que de ninguna otra masa importante de tierra.