17/12/2008 - 08:00h

Aprender de los africanos a gestionar el agua

La lucha contra la desertificación y el calentamiento global en Níger es emblemática. Pequeñas acciones pueden ser muy satisfactorias.
La agricultura intensiva, las sequías, una ganadería poco respetuosa, la tala de árboles... convirtieron grandes zonas de´Níger en una zona árida con un desierto amenazador. Pero los pequeños agricultores le está dando la vuelta a la tortilla. El gobierno creyó oportuno, en su día, cambiar la legislación. La propiedad de los árboles y no sería de titularidad pública, sino privada. Los campesinos se dieron cuenta de que, cuidando los árboles y reforestando las zonas, siendo los árboles de su propiedad, podrían obener no pocos beneficios a títlo personal: vendes las ramas, alimentan a los animales con sus vainas, comercian con los frutos... Algunos como el árbol gao, además, fijan el nitrógeno en el suelo y esto fertiliza los cultivos sin necesidad de productos químicos.
 
Desde un punto de vista más global, se multiplican las virtudes del proceso. En los últimos veinte años, Níger ha aumentado su densidad forestal muy notablemente. Las raíces de los árboles fijan la tierra y las arboledas protegen los huertos de los fuertes vientos del SSahel,, que ya no se llevan los nutrientes situados en la capa más alta de la tierra. por si fuera poco, las raíces también atrapan el agua: se impide así que, con las torentas, el agua corra a su antojo y se inunden zonas pobladas y queden destrozados los campos de cultivo. Se retiene la humedad. Ahora, los campesinos, cuando aran los campos o deshierban, ya no arrancan pequeños árboles nacientes, sino que trabajan la tierra alrededor de ellos en sus campos de mijo, cacahuetes o sorgo. Es más rentable para ellos proteger los árboles que convertirlos en leña. Y para todo el planeta. Ahora, Níger es un país húmedo. Y la humedad es vida. 
 
Fuente: The Ecologist, Julio-Agosto-Septiembre
 
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