Por ello, tanto los países como los consumidores debemos tener en cuenta nuestra «huella de agua» para evitar problemas de escasez, que se relacionan con el consumo insostenible y la mala gestión de este preciado recurso.
La huella de agua está estrechamente ligada al concepto de "
agua virtual". Se trata de una idea de John Anthony Allan, investigador del King's College de Londres y la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, que consiste en la cantidad empleada en elaborar, empaquetar y transportar los productos de consumo.
Los expertos indican cuatro factores principales que explican los altos valores de la huella de agua:
- El producto nacional bruto per cápita: cuanto más alto es, más agua se consume.
- La dieta alimentaria y el uso de productos industriales: en Estados Unidos, el consumo de carne es tres veces superior a la media mundial.
- El clima: países con fuerte evaporación requieren más agua, lo que explica huellas ecológicas altas de países pobres como Malí, Chad o Sudán.
- La baja eficiencia agrícola en el uso del agua: la producción de arroz de Tailandia es de 2,5 T/ha, mientras que la media mundial es de 3,9 T/ha.
Por tanto, a la hora de reducir la huella de agua, es importante incidir en este tipo de aspectos. Es importante saber qué cantidad de agua se destina a sectores intensivos en el uso del agua, como la agricultura o la ganadería, y en qué medida se importa o se exporta a la hora de saber la huella de agua en el país: por ejemplo, para producir un kilo de trigo hacen falta 1.000 litros (un metro cúbico) de agua; mientras que un kilo de carne de vaca necesita 15.000 litros.
España importa muchísima más agua en forma de cereales y piensos, fundamentalmente para alimentar al ganado, que la que exporta en forma de frutas y hortalizas. Por ello, si no se daría este "comercio de agua virtual", los españoles sólo podrían comer como máximo la mitad de carne que consumen actualmente.
Los consumidores son parte importante de este proceso, puesto que pueden priorizar los productos con menos agua virtual, reducir el consumo de los que tengan más o exigir la implantación de sistemas más eficientes de gestión del agua. Para ayudar a este objetivo, algunos expertos sugieren programas específicos de concienciación y hasta un etiquetado de los productos con la cantidad de agua virtual empleada.
No obstante, estos conceptos no se escapan de algunas críticas. Así, se exige un aumento de la precisión de los actuales métodos de cálculo y la inclusión de otras variables, como por ejemplo los aspectos cualitativos.
Asimismo, también se recuerda que el comercio de agua virtual, si bien puede beneficiar a algunos países, también puede perjudicar a otros, porque finalmente este recurso se gasta en algún sitio. Por ello, al igual que en el caso de la huella ecológica, los ciudadanos deben tener claro que resulta totalmente insostenible un mundo que aspire a consumir más agua de la que hay.
Y por supuesto, los consumidores tienen que seguir asumiendo los consejos para reducir el gasto de agua tanto en su
casa, como
en el baño y en la cocina, así como en el
jardín, tanto en uno convencional como en uno diseñado específicamente para consumir poco agua (
xerojardines).
Calculadoras para saber nuestra huella de agua
A la hora de precisar cuál es el consumo de agua, diversos expertos han desarrollado estudios y calculadoras que permiten saber tanto nuestra huella hidrológica como individuos como la huella de un país en relación al resto del mundo. Por ejemplo, webs como la de
Fundación Vida Sostenible o la de la revista
Discover (en inglés, aunque de forma más visual) permiten calcular nuestra huella hidrológica.
Por su parte, la web
Water Footprint, además de diversos estudios y calculadoras individuales, ofrece también un sistema para conocer la huella de agua de las naciones. Aquí, a través de un mapamundi se puede comprobar de un vistazo el consumo mundial: los países en rojo estarían por encima de la media, mientras que los países en verde estarían en el otro extremo. Del mismo modo, también habilita una calculadora en la que se puede ver el
dato de cada país. España, con 2.325 m3 per cápita al año, es uno de los países con mayor huella hidrológica del mundo.