30/06/2006 - 11:31h

De la economía del petróleo a la economía del agua

En los próximos 25 años, el mundo vivirá cambios extraordinarios. Todos ellos estarán relacionados con la necesidad de agua. El resto está en decidir cómo será la vida dentro de cinco lustros para responder a las demandads del futuro, sabiendo que éstas no tendrán nada que ver con el presente.
Decía Charles Darwin que no serán las especies más fuertes las que sobrevivan, ni siquiera las más inteligentes. Triunfarán aquellas que mejor sepan responder a los cambios. Asit Biswas, consejero de 18 gobiernos y presidente del Centro para la Gestión del Agua en el Tercer Mundo cree en la capacidad del hombre -también en la necesidad- para hacer frente a los cambios vertiginosos que veremos en los próximos 25 años, que serán transformaciones que afectan al agua. "Existen conexiones crecientes entre los sectores del desarrollo en un mundo cada vez más difícil de gestionar, pero cada vez más interesante de vivir. Hay que decidir cómo será la vida dentro de 25 años y responder a las necesidades de fururo -como las del agua-, aunque éstas no sean las del presente".

En ese mundo diferente que esboza Biswas, la transformación de las condiciones macroeconómicas implican un cambio radical en las necesidades de calidad y cantidad e agua. El profesor de Oxford explica que la pujanza de los Brics (Brasil, Rusia, India y China) provocará un cambio en las principales economías mundiales en 2050 -en 2020, el 20% del PIB mundial estará concentrado en los Brics, un porcentaje que subirá hasta el 60% en 2050-, y transformará las necesidades de agua.

Biswas menciona los "proyectos hídricos enormes en los que están embarcadas India y China. La primera aumenta sus necesidades de electricidad a una tasa del 8% anual, mientras que China tiene necesidades de energía que se incrementan cada año en un 10%. La agricultura precisa del agua, pero la energía también, y en los proximos años asistiremos a grandes desplazamientos en las necesidades del líquido elemento".

Para Biswas, que participó ayer en el curso Los saberes del agua, en la Universidad de Verano de la Complutense en San Lorenzo de El Escorial, "el agua nunca ha limitado el desarrollo económico, y la prueba es que en Brasil, China o India, el mayor desarrollo se ha dado precisamente en zonas en las que no hay agua. Su falta no ha impedido el avance. El reto está en saber que hacer en el Amazonas, en Chiapas, o en el Congo. Allí sobra el agua, pero no mejora la vida de la gente".

Aunque menos evidentes las consecuencias de la actividad humana también influyen. A medida que se liberaliza el comenrcio, el agua se gestionará de otra forma. Un ejemplo se da en Japón, con el arroz. "El mercado arrocero japonés estaba protegido al cien por cien. Cuando los nipones abrieron el sector al resto del mundo, los pequeños productores encontraron grandes dificultades para competir, y abandonaron sus cultivos. Y se da la circumstancia de que los campos de arroz actúan como parapeto frente a las lluvias, y salvan a las ciudades de inundaciones. Tokio ha gastado en los últimos 50 años millones de dólares en construir túneles a un kilómetro de profundidad para drenar la ciudad. Pero el abandono de los cultivos ha provocado un aumento del caudal de las aguas. Tokio tendrá que gastar más dinero y construir nuevos túneles".

Asit Biswas cita también el efecto de la biotecnología como un factor que revolucionará las necesidades de agua: cultivos resistentes a la sequía, a las plagas o cultivos que toleran mejor las sales.

El profesor de Oxford asegura que la manera de explotar el agua en el futuro no implicará mayores necesidades. "El 25% del agua se desaprovecha en alguna regiones costeras, por fugas o mala gestión. En lugares como Singapur, se pierde sólo el 5%. Si aplicáramos este model a las costas españolas obtendríamos un ahorro notable".

El experto señala además que "la gente tendrá que pagar el agua por lo que vale. Con eso bajará el consumo y también el despilfarro".

España y el riesgo de inundaciones

El European Spatial Planning Observatory Network (Espon) ha publicado un estudio en el que se esboza un mapa del riesgo de inundaciones fluviales en el Viejo Continente, un peligro cada vez más cotidiano para millones de europeos. Los últimos en sufrirlo fueron húngaros y eslovacos. El primer ministro de Hungría, Ference Gyurcsany, se vio obligado a declarar el astado de emergencia y a recurrir al ejército para controlar el desastre provocado por las crecidas. Y el pasado verano las inundaciones en Alemania, Suiza, Austria y Rumanía se cobrarón 11 vidas y provocarón que 15.000 personas se quedaran sin hogar durante meses. Praga es una de las capitales europeas que más ha sufrido los desastres de ríos excesivamente caudalosos. El estudio de Espon, basado en datos recogidos desde 1987 a 2002, señala las zonas de mayor riesgo en Europa: en General, Europa del Este se lleva la peor parte, con una triste experiencia en desastres de este tipo desde hace más de 15 años. Otras áreas de peligro son el Noroeste de Rumanía, las zonas centro oy Sur de Alemania o el Este central de Inglaterra. Con la consideración de "alto riesgo" también destaca el Este de Hungría, el Noroeste de Italia o el Sur de Francia.

España es, según el estudio del European Spatial Planning Observatory Network, uno de los países de bajo riesgo de inundaciones provocadas por la crecida de las aguas sobre todo el centro y el Oeste.

Irlanda, el Oeste de Francia, los países escandinavos, Dinamaraca, Gracia, Bulgaria, el Sur de Italia y Portugal acompañan anuestro país en esta clasificación más benévola. Los expertos achacan al cambio climático provocado por las emisiones de dióxido de carbono el incremento evidente de inundaciones. Se trata asimismo de un riesgo que acrecienta la actividad humana: el desarrollo a gran escala de áreas que son proclives a las inundaciones, la ingeniería fluvial o determinadas prácticas agrícolas.

Fuente: Tino Fernándex, Expansión, 27 de Junio de 2006
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