Las plantas desaladoras o desalinizadores convierten agua marina en agua potable, y esta tecnología es considerada como una de las mejores formas de proporcionar agua potable en los lugares que carecen de ella pero tienen mar. Pero este proceso requiere invertir mucha energía, y produce problemas medioambientales, porque normalemente la salmuera que se extrae se devuelve al mar en el mismo punto donde se extrajo, produciendo altas concentraciones de estas sustancias, que hacen peligrar el ecosistema marino
Esta desalinizadora ha sido diseñada para minimizar el impacto medioambiental. La energía renovable, eólica y solar, es la que alimenta la planta, y del subproducto de la salmuera se extrae sal con propósitos comerciales.
Este proceso de desalación consiste en dos pasos integrados, que rpoducen unos 100 m3 de agua potable por hora. Durante la primera etapa, se calienta el agua de mar entrante mediante un sistema de energía solar. En la segunda etapa del proceso, se evapora el agua precalentada, de forma que se consigue separarla de los minerales a través de la evaporación. La electricidad requerida para esta parte del proceso procede de la energía eólica. La sal se recupera para su comercialización.
Los inventores proponen vender la sal y la electricidad sobrante de los molinos eólicos para aumentar el beneficio de la planta.
El coste de producción de un metro cúbico mediante este proceso se estima en unos 4,22 euros. El precio se reduciría en 0,59 euros si se vende electricidad y sal, y las posibles subvenciones a las energías renovables podría reducir el coste aún más.
Fuente: Unión Europea