Mediante cuarenta fotografías de gran formato sobre una especie de bidones similares a los que las niñas y jóvenes etíopes utilizan para transportar el agua, Abella intenta hacer llegar al público esta realidad, dura en comparación con lo que pasa en los países ricos.
Concretamente, mientras en Europa o en los Estados Unidos una persona gasta unos 250 litros de agua al día, en Etiopía se sobrevive con los mismos litros que se necesitan aquí para vaciar una sola vez la cisterna del baño, es decir, poco más de 5 litros.
Las imágenes captadas por el objetivo de Abella muestran cómo las mujeres llevan, sobre la cabeza o sobre la espalda, el 90% del agua que consume la población. Además, reflejan cómo la falta de agua hace que, en este territorio, 169 niños de cada mil mueran antes de los cinco años y otros muchos tengan limitadas las oportunidades educativas.
La exposición va acompañada de un libro catálogo de sesenta fotografías, financiado por la Agencia Catalana de Cooperación Internacional, cuya portada imita también, en color y textura, los bidones amarillos que utilizan las mujeres etíopes.