Barcelona (20/03/2009). Con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, Intervida www.intervida.org, quiere dirigir su mirada a Malí. Allí, un 65% de los niños menores de 15 años sufre enfermedades como consecuencia del uso de agua no potable.
Concretamente 4 millones y medio de personas no tiene acceso a ninguna fuente de agua segura, lo que tiene graves consecuencias para su salud, sobre todo para la de los niños.
En Ségou y Macina, Intervida presta su apoyo a más de 25.000 estudiantes de las escuelas públicas. Entre esta población las patologías más frecuentes son el paludismo, la fiebre tifoidea, las conjuntivitis, las enfermedades diarreicas y las bilharziosis. Todas ellas enfermedades vinculadas al agua.
El consumo de agua no potable por parte de la población maliense es muy difícil de erradicar a causa de distintos factores. Por una parte, no existen suficientes perforaciones ni canalizaciones de agua y los puntos de agua existentes están lejos de las casas. Otra de las razones por las que la población continúa usando agua en malas condiciones es la creencia de la comunidad de que el agua del pozo, en muchos casos contaminada, tiene un gusto más agradable que el agua de la red. Además, se da un amplio desconocimiento de las reglas de higiene y el tratamiento del agua.
Agua: ¿derecho o lujo?
Los datos del último informe del 2006 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lo dejaban claro: 1.100 millones de personas siguen sin tener acceso al agua en el mundo y 2.600 no disponen del saneamiento más elemental, lo que causa el 80% de las enfermedades y la muerte de 2,2 millones de personas cada año, la mayoría niños y niñas menores de 5 años.
Las franjas de población con menos recursos, la de las zonas rurales y las poblaciones indígenas registran los índices más bajos de cobertura. Además, los países empobrecidos pagan proporcionalmente el agua más cara que los países del norte. El gasto medio en agua puede llegar a representar el 11% de los ingresos familiares mensuales, que en algunos casos no superan los 2 dólares diarios.
No disponer de agua para el consumo, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica significa que mujeres y niñas, en su mayoría, o bien deben caminar entre 10 y 15 kilómetros para buscar agua, lo que impide su escolarización y, por lo tanto, el desarrollo de su país; o bien se ven obligadas a usar agua no tratada, afectada por la contaminación de desechos humanos, industriales y agrícolas, con el consiguiente perjuicio para su salud y la de su familia.
La situación del agua en Malí
Malí es uno de los países de África Occidental más ricos en culturas y tradiciones. Los pueblos Bambara, Tuareg, Dogón, Peul o Bozo son algunos de los 25 grupos étnicos que conviven en el territorio maliense. A pesar de esta riqueza cultural, Malí es un país pobre. La mitad de la población no tiene un trabajo remunerado, la esperanza de vida no llega a los 52 años y la tasa de mortalidad infantil es de 120 muertes por cada mil.
El problema de acceso al agua en Malí no es tanto de escasez como de calidad. La zona donde trabaja Intervida está regada por el río Níger, pero sus caudalosas aguas están contaminadas y son fuente de enfermedades como la fiebre tifoidea, la conjuntivitis y la diarrea. Las aguas estancadas en los márgenes del río y después de la época de lluvias, además, son caldo de cultivo de bacterias y mosquitos, como el trasmisor de la malaria.
La acción de Intervida
- la construcción de fuentes y letrinas en las escuelas con las que colabora,
- la sensibilización de la población sobre los peligros a los que se exponen si utilizan agua no potable,
- el tratamiento de los alumnos enfermos, sobre todo de paludismo, fiebre tifoidea, conjuntivitis y diarrea, todas ellas enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua.
Además, Intervida colabora con los centros de salud públicos en la construcción de infraestructuras y dotación de material sanitario.
Gaoussou Traore, técnico de Infraestructuras de Intervida en Malí, destaca la importancia de que en la escuela exista una fuente conectada al canal municipal ya que "los niños que no tenían acceso a agua potable tenían que ir a buscarla lejos y no venían a la escuela".