Se sabe que será de ida y vuelta y que la Generalitat será su titular. El acuerdo prevé que para llevar agua del Ebro habrá que un decreto ley del ministerio. En cambio, el cañonazo estará disponible por sí es preciso llevar agua de Barcelona hacia el campo de Tarragona, un golpe funcionen las desaladoras.
Una vez rubricado el convenio que debe permitir llevar agua hasta el área de Barcelona a través de la interconexión de redes entre el Consorcio de Aguas de Tarragona y el Sistema Ter-Llobregat mediante el minitrasvase del Ebro se comenzará a trabajar de forma inmediata con el objetivo de que el agua llegue a tiempo a Barcelona.
Para Josep Puxeu, secretario de Estado de Mundo Rural y Agua, los pasos tienen que ser inmediatos y se debe empezar a trabajar para estar a punto a primeros de octubre que es cuando, si este episodio de sequía continúa, habría problemas graves en el área metropolitana de Barcelona. Puxeu explica que se tendrá que trabajar durante todo el verano y alerta que habrá que hacer algunas expropiaciones y que habrá algunas afectaciones que se tendrán que pactar
Según el Ministerio, la infraestructura no hará falta que sea desmontable, ya que se establecerán las medidas adecuadas de control. Éstas consisten en que, para llevar agua desde el Ebro hacia las comarcas de Barcelona, la única manera de abrir el grifo sea a través de un mecanismo absolutamente transparente y público que es por decreto ley pasado por el Congreso de los Diputados, aunque la obra la tengan que pagar los catalanes de su bolsillo, a cuenta de la disposición adicional tercera del nuevo Estatut (180 millones de euros).
La gran preocupación es, pero, el delta del Ebro. Según Josep Puxeu, no sobra ni una gota de agua. Por ello, la tubería que ahora hay que construir será bidireccional, con la particularidad de que no tendrá que pasar por el Parlamento para enviar agua hacia el sur. Eso quiere decir que si falta agua en Tarragona, en un futuro llegará desde el norte. De paso, el gobierno español se cubre la espalda en el caso hipotético de un episodio de contaminación en el río.