Hasta hace poco más de dos semanas no se reunieron la Delegada Provincial de la Consejería de Medio Ambiente de Cádiz, Gemma Araujo; la Alcaldesa de Sanlúcar de Barrameda, Irene García; y técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Agencia Andaluza del Agua, para abordar este problema con los portavoces de los grupos políticos del Ayuntamiento de esta ciudad y representantes de Ecologistas en Acción y de la Federación Local de Asociaciones de Vecinos 'Guadalquivir'.
Esta ONG denunció en marzo que el estado de la turbidez del estuario del Guadalquivir no era normal porque presentaba un alto índice de sedimentos en suspensión. Dos meses después, esta situación persiste, con los graves perjuicios que ello supone para la vida de este importantísimo ecosistema y las distintas actividades humanas relacionadas con el mismo (pesca, turismo, etc.).
Un desembalse consiste en abrir las compuertas para vaciar agua. El motivo del desembalse de la citada presa se ha debido a que ésta había alcanzado niveles muy superiores de los que se preveían, a consecuencia de las fuertes lluvias registradas en la cuenca alta del Guadalquivir el pasado mes de noviembre. A estas grandes avenidas de agua, hay que sumarle el arrastre de los más de 5 millones de toneladas de tierra mencionados, debido a las malas prácticas agrarias que se está fomentando en las provincias ribereñas. Así las cosas, se depositó esa tierra en dicha presa y al estar casi colmatada, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el único organismo competente en el caso, optó por abrir y dejar vaciar agua junto a barro rojo.
El referido informe de la empresa trebujenera habla de ello como causa de una subida de sedimentos en suspensión hasta los 15.000 miligramos por litro, cuando los niveles medios se sitúan entre los 150 y los 200 mg/l. Lo denunciado por Ecologistas en Acción se ha corroborado dos meses después.
Lo más lamentable de este asunto es que, en palabras de Hermelindo Castro, presidente de la Comisión Científica del Plan Doñana 2005 (que, según dijo en la reunión de Sanlúcar, representa a más de 100 científicos), asegurara públicamente que se trataba de un fenómeno natural, como también hicieron la Delegada Provincial de Medio Ambiente, la Alcaldesa y técnicos de la Junta de Andalucía. Sin embargo, una empresa privada que suponemos con muchísimos menos recursos que la Junta ofrece ese otro análisis más fiable.
Ecologistas en Acción considera que la Junta de Andalucía ha intentado ocultar el problema de la turbidez de las aguas del río Guadalquivir difundiendo que constituye un fenómeno natural. Deben depurarse responsabilidades en las administraciones competentes porque, a pesar del tiempo transcurrido y la preocupación creciente de la ciudadanía, no se han dado ni respuestas ni soluciones sobre esta problemática. Por si esto fuera poco, teniendo en cuenta los meses veraniegos que se avecinan, la actividad turística de Sanlúcar podría verse afectada seriamente a consecuencia, fundamentalmente, de una mala gestión de la Junta de Andalucía en materia agrícola.
Además, hay que destacar los perjuicios para el sector pesquero, pues la elevada turbidez pone en riesgo la cría y engorde de muchas especies piscícolas. El citado informe de la empresa de Trebujena así lo revela en lo que se refiere a la actividad acuícola de este otro municipio del Bajo Guadalquivir.