Se da la circunstancia de que la región afectada por estos proyectos -Aysén- optó por un modelo de desarrollo sostenible que, con el eslogan Aysén, reserva de vida, nada tiene que ver con el modelo que plantea ENDESA para la región. De llevarse a cabo, estos proyectos serían solo los primeros de una serie de presas que inundarían la Patagonia chilena dañándola de forma irreversible. Otras empresas tienen la concesión para repetir la operación en otros ríos patagónicos, por lo que finalmente se llenarían la Patagonia chilena de presas hidroeléctricas.
Todo ello conllevaría la inundación de miles de hectáreas de zonas naturales. Sólo los proyectos de ENDESA afectarían a un mínimo de 6.000 hectáreas, aunque esos son dato s de la propia empresa ya que todavía no se conocen los proyectos en detalle.
El consumo de energía se produce fundamentalmente en el centro de Chile, razón por la cual esta red de presas debe complementarse con la construcción de una red eléctrica de alta tensión que atravesaría el país de norte a sur. En total más de 2.300 kilómetros de línea eléctrica afectando a muchos espacios, la mayoría de ellos naturales.
A pesar de que el proyecto se vende como una iniciativa para generar energía para el pueblo chileno, lo cierto es que el mayor crecimiento proyectado de la demanda eléctrica se utilizaría por la minería, y más en concreto para alimentar con energía a los grandes nuevos proyectos de las multinacionales mineras, como el controvertido Pascua Lama, entre otros.
Desde nuestro punto de vista el Gobierno de Chile no debe permitir que estos proyectos se lleven a cabo. Pero esperamos que la nueva dirección de ENDESA reflexione sobre la insostenibilidad de los mismos, y no los lleve a cabo.
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