3/01/2009 - 09:00h

Estudio de la UE sobre la huella de CO2 en el transporte de alimentos

El estudio considera el ciclo completo de transporte de alimentos desde los centros de producción hasta los centros de empaquetado o procesado, y de éstos hasta los puntos de venta al consumidor.

Existen otros transportes integrados en la producción de alimentos, tales como el transporte de los fertilizantes y otras necesidades de transporte en las granjas, tales como el transporte de los animales y su comida, pero el estudio asegura que no llega a tener en cuenta este tipo de factores.

Con un mercado europeo en expansión, la globalización de la economía y el contínuo incremento de la demanda de alimentos, la huella de carbono que dejan el pan nuestro de cada día está aumentando considerablemente. Algunos productos se importan desde lugares cada vez más lejanos, y uno de los motivos es que queremos consumir productos de temporada durante todo el año -en primavera se traen uvas desde Chile, por ejemplo, lo cual hace unos años era impensable.

Otro factor a tener en cuenta es el medio de transporte que elige el consumidor para ir a comprar. Lógicamente, el impacto en el medio ambiente es mucho mayor si se va de compras en coche a un gran centro comercial que si se va a pie o en bicicleta a un supermercado cercano. Los autores de la investigación calculan que en un viaje de 5 km para comprar 25 kg de comida, combinando el viaje con otras actividades, esta cesta de la compra tiene un impacto de 100,87 gramos de CO2 por cada kg de comida.

El impacto de la demanda en el transporte

Los factores de la demanda que afectan al transporte son económicos, culturales y sociales, así como geográficos.

El precio de los productos influye en el consumidor; los alimentos producidos en países en vías de desarrollo suelen ser bastante más baratos que los europeos, lo cual fomenta su importación y por tanto, el aumento de las emisiones de CO2.

Los consumidores de los países más desarrollados pueden permitirse comprar alimentos de lugares lejanos, aunque sean más caros -alimentos exóticos mayormente-, y alimentos frescos antes que envasados. Este tipo de alimentación es más contaminante, puesto que los alimentos envasados, aunque sean importados de lugares lejanos, pueden utilizar transportes más lentos y ecológicos como el transporte por mar o tren.

Otro factor decisivo es la disponibilidad de información sobre el origen de los productos; conocerlo podría influir en su decisión.

El estudio también nombra la distancia existente entre el lugar de producción y el de consumo. Los alimentos frescos que cruzan el Atlántico probablemente viajarán en avión. Se importan por ejemplo, naranjas de Florida, plátanos desde el Caribe e incluso manzanas desde Nueva Zelanda.

LAS PRÁCTICAS AGR͍COLAS Y LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

La globalización y la creciente integración económica de la UE ha conducido a un considerable aumento de la demanda de productos de países diferentes. El territorio de la UE incluye varias áreas altamente industrializadas y con gran densidad de población que generan una considerable demanda de productos alimentarios. Muchos de los alimentos importados por barco llegan hasta los principales puertos europeos, tales como Rotterdam, Marsella o Hamburgo, y luego son transportados por carretera hasta sus destinos finales. La refrigeración de estos productos, si son frescos, requieren de energía adicional.

Un estudio de la Agencia Europea de la Tecnología llega a la conclusión de que la especialización de algunos productos en algunas zonas puede ser recomendable, a pesar del coste económico y medioambiental que tenga posteriormente el transporte hasta el punto del consumo. Es el caso, por ejemplo, de los tomates. Afirman que desde el punto de vista medioambiental es mejor importar los tomates españoles hasta Gran Bretaña que cultivarlos en ese país, debido a la cantidad de energía necesaria para calentar los invernaderos británicos. Consecuentemente, el transporte de los alimentos no es siempre negativo, puede ser una solución en países donde no pueden producirse de forma local.

 

 

Otro asunto es el agua embotellada. Los europeos son los mayores consumidores de agua embotellada a nivel mundial. Se transportan anualmente más de 22 millones de toneladas de agua embotellada de un país a otro.

LA INDUSTRIA ALIMENTARIA

El procesado de alimentos es complejo visto desde el punto de vista que nos ocupa. Implica el transporte de la comida hasta las plantas de procesado, y transformar esos ingredientes en productos, que luego pasan por una larga cadena de almacenamientos y transporte. Además de los ingredientes, es necesario transportar también el embalaje. Además, estos procesos requieren del trasporte de los trabajadores

UN EJEMPLO: EL VASITO DE YOGURT

Las investigaciones han revelado la importancia de la distancia en el sistema de producción, distribución y consumo basados en el ejemplo de un yougurt. Este ejemplo nos ilustra el complicado camino y diferente demanda de transporte de los diferentes ingredientes utilizados en un solo producto. Tomemos por ejemplo un vaso de yogurt de fresa con cereales comprado en Stuttgart (Alemania). Para que llegue a nuestro vaso, ha ocurrido lo siguiente:

- Las fresas se han transportado desde Polonia hasta el este de Alemania para convertirlas en puré y luego han sido transportadas hasta el sur del país.

- Los cereales se han transportado desde Holanda

- El azúcar se ha transportado desde el este de Alemania (y originalmente es importado)

- Las etiquetas y la tapa de aluminio han viajado al menos 300 Km.

- Sólo el envase de cristal y la leche han sido producidas localmente.

POSIBLES SOLUCIONES PARA REDUCIR LA HUELLA DE CARBONO

Para los productores e intermediarios, una solución sería trabajar con los proveedores más cercanos geográficamente. Otra, utilizar el transporte más ecológico posible.

Los vendedores pueden

- fomentar el consumo de productos locales ofreciendo información de los km. Recorridos por el producto, y a ser posible, de la energía consumida en la fabricación y transporte del producto.

- fomentar marcas y productos estacionales locales

- fomentar a los productores locales (por ejemplo, vender agua del productor más cercano)

- utilizar el menor embalaje posible cuando ellos mismos empaqueta alimentos y cobrar por dar bolsas de plástico

- colaborar con las acciones gubernamentales o no para fomentar la conducta sostenible en su sector

Como consumidores, podemos:

- Comer productos locales

- Dejar el coche en casa para hacer la compra y comprar lo más cerca posible del domicilio o del trabajo

 

 

 

La subida general de los precios de la energía inevitablemente tendrá un impacto sobre los costes del transporte y los costes finales que el consumidor deberá pagar por su alimentación, lo cual tendrá un efecto sobre sus decisiones.

PLANIFICACIÓN DESDE LAS INSTITUCIONES

Con la proliferación de centros comerciales en las afueras de las ciudades, será necesario planificar un transporte sostenible hasta ellos. Una de las medidas a tomar, por ejemplo, es procurar mejorar el transporte público y reducir las plazas de parking en el centro de las ciudades o cerca de los centros comerciales para fomentar el uso de un transporte más sostenible. El estudio de la UE también recomienda promover a los productores locales y legislar un etiquetado de la huella de carbono del producto.

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