«Más que nada extraña que nos tengamos que encontrar discutiendo sobre estas cosas, de los distintos planteamiento de la haute cuisine, mientras una crisis alimentaria de dimensiones inéditas hace estragos en el planeta llegando a condicionar hasta nuestra dieta cotidiana y doméstica del rico y opulento Norte del mundo. Los precios de los alimentos crecen parejos al del petróleo, millones de campesinos en el mundo sufren la crisis y en los países más pobres se desencadenan protestas y manifestaciones contra el encarecimiento de los alimentos. El sistema global alimentario es, además, cada vez más insostenible desde el punto de vista medioambiental.
»No creo que esta discusión, en verdad inútil y estéril, conlleve beneficio alguno, no sólo para la imagen gastronómica de España, sino para las dificultades que puedan tener los propios campesinos españoles o, como mínimo, aquellos que intentan producir bien "en sintonía con las tradiciones y el medioambiente" las materias primas que luego terminan en los restaurantes, tengan o no estrellas.
»El debate debería trasladarse al hecho real de que España es la puerta europea de entrada de los productos transgénicos (OGM), que tan abundantemente se cultivan dentro sus fronteras. ¡Eso sí que merece realmente atención!»