6/05/2008 - 15:00h

Europa volverá a evaluar los riesgos sanitarios de los plásticos alimentarios

El bisfenol A está presente en muchos plásticos alimentarios. A mediados de abril, el Gobierno canadiense anunciaba su intención de prohibir la comercialización de biberones hechos de plástico que contenían bisfenol A (BPA), sustancia en adelante considerada como veneno en este país. 
 
 
 
Esta decisión reactivó inmediatamente, a nivel internacional, la controversia relativa a los riesgos sanitarios inherentes a este compuesto orgánico presente en numerosas materias plásticas y que se encuentran en los fluidos corporales de todas las personas, o casi, que viven en los países industrializados.
 
En los Estados Unidos, varios responsables demócratas acaban de pedir que la Food and Drug Administración evalúe de nuevo los niveles de exposición que pueden ser dados por aceptables desde un punto de vista sanitario. Preguntados por Le Monde, los responsables de la Autoridad europea de seguridad de los alimentos (EFSA) indicaron, el viernes 2 de mayo, que iban a proceder a esta evaluación.

El BPA es un producto químico que pertenece a la familia de los compuestos orgánicos aromáticos. Esta sustancia también se considera como un perturbador endocrino. Fue objeto de numerosas investigaciones en los años treinta, cuando se veía en ella un posible estrógeno de síntesis.
La problemática sanitaria que rodea el BPA tiene numerosos puntos comunes con las que tienen que ver con las exposiciones a las bajas dosis y que amenazan grandes intereses económicos. Sobre la base de estudios científicos que, generalmente, había financiado, la industria de las materias plásticas mantuvo durante mucho tiempo que el BPA no presentaba ningún peligro por vía alimentaria para la raza humana.

Pero otros estudios, independientes, realizados con ratones y personas, recientemente llegaron a conclusiones diferentes que se referían tanto al BPA como a los ftalatos. Estos últimos, tan presentes en los plásticos y que pueden tener una acción negativa sobre las funciones endocrinas, fueron objeto de prohibiciones -en los juguetes y artículos de puericultura- en la Unión Europea. Publicado en 2007 en la revista Environmental Health Perspectives, un estudio americano había establecido en el hombre correlaciones entre las tasas urinarias de ftalatos y la obesidad abdominal.

Por lo que se refiere al BPA, el último dictamen emitido por la EFSA, a petición de la Comisión Europea, data del 29 de noviembre de 2006. Era más bien tranquilizador. Los expertos tenían en cuenta que se «exponía a las personas al BPA a través de los alimentos dada su utilización en algunos plásticos y otros materiales empleados en productos como las botellas». Pero consideraban que los resultados obtenidos en el ratón no podían extrapolarse al hombre a causa de la mayor sensibilidad del roedor al estrógeno.

«Después de haber estudiado con todo detalle todos los nuevos datos disponibles desde los cinco últimos años», el grupo científico del EFSA hasta proponía elevar los niveles de exposición aceptables. El grupo concluía así que la «dosis sin efecto nocivo observado» podía situarse aen 0,05 miligramos por kg de peso corporal y día, mientras que la fijada en 2002 era cinco veces inferior. Por su parte, la Agencia francesa de seguridad sanitaria de los alimentos no se pronunció específicamente sobre esta cuestión.

«En la fase donde nos encontramos, únicamente estudios epidemiológicos y toxicológicos de gran amplitud e incluyendo numerosos parámetros, permitirían proporcionar resultados incuestionables por lo que se refiere a la realidad de los efectos imputados al BPA», considera Thierry Pineau, que dirige las investigaciones sobre este tema en el ámbito de la toxicología alimentaria del Instituto nacional de la investigación agronómica en Toulouse. «En rigor, estos estudios deberían también ampliarse a los xénobioticos obesógenos, estos compuestos químicos presentes en el medio ambiente y de los que se puede razonablemente sospechar que, con el sedentarismo, se implican en la epidemia de obesidad en pleno desarrollo en los países industriales».

Léxico

Bisfenol A (BPA): compuesto orgánico aromático sintetizado por primera vez en 1891.

Policarbonato: envase del BPA; este plástico rígido se utiliza en la producción de biberones, de utensilios de cocina, de recipientes destinados a los hornos de microondas y a la conservación.

Resinas de epoxido: en el sector alimentario, sirven de capa de protección interior de las canillas y latas de conserva, así como de recubrimiento de los contenedores de agua y las cubas de vino. Contienen BPA. También se utiliza como antioxidante en los plastificantes y el PVC.
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