El plástico llamado «corcho blanco» es en realidad espuma de poliestireno expandido. Este material se fabrica con benceno, un reconocido cancerigeno; una vez convertido en estireno se le inyectan gases para expandirlo en forma de «espuma».
Frecuentemente los gases que se usan son CFC, que «devoran» las moléculas de ozono atmosférico disminuyendo esta imprescindible capa de ozono planetaria.
Las alternativas actuales a los CFC no son maravillosas. Una es el HCFC, un 95% menos perjudicial que los CFC comunes, pero que constituye también una amenaza para la atmósfera. Otras son el pentano y el butano, hidrocarburos que contribuyen a la contaminación atmosférica de las ciudades. Así, las espumas sin CFC cambian meramente una forma de problema ambiental por otro.
De todas formas, la Asociación Nacional de Poliestireno Expandible sostiene lo contrario y mantiene que el poliestireno expandido (EPS) «no tiene ninguna influencia medioambiental perjudicial ni es peligroso para las aguas. Se pueden adjuntar a los residuos domésticos o bien ser incinerados».
A partir de ahora, pues los clientes de Hifas da Terra recibirán sus pedidos con un relleno de palomitas, mucho más respetuoso con el medio ambiente que el tradicional de poliestireno expandido. De cualquier forma, nadie parece haber estudiado el coste ambiental del aceite que se tiene que utilizar para hacer las palomitas.