Diferentes investigaciones analizan la posible aplicación de una característica de algunos tipos de microbios que se alimentan de restos orgánicos: tienen capacidad de producir electricidad |
Ciertos tipos de microbios que viven en el agua tienen una curiosa característica: durante su proceso alimentario producen electrones que necesitan depositar en algún mineral que contenga hierro. Esta capacidad fue descubierta en 1997, y desde entonces se están realizando diversos estudios que buscan aplicaciones concretas.
Algunos experimentos se han realizado ya, y los resultados son asombrosos. Diversas boyas y aparatos científicos y militares sumergidos en lagos y oceános utilizan estos microbios como fuente de energía. Ellos solitos se acercan a un electrodo depositado en el fondo, donde descargan sus electrones, y el electrodo alimenta el funcionamiento de los dispositivos.
Una de las posibilidades de mayor futuro es aprovechar los centros de tratamiento de aguas residuales, las fosas sépticas de las viviendas, o los detritus de las granjas para generar electricidad de esta manera.