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Ni biodiésel ni bioetanol. La Directiva de Renovables propuesta ayer por la Comisión Europea prohíbe elaborar cualquier biocombustible con materia prima que proceda de «bosques vírgenes, praderas y áreas protegidas», prohíbe «convertir humedales y zonas de silvicultura en áreas de producción» de biocombustibles y exige que estos emitan como mínimo un 35% menos de CO2 que los combustibles fósiles. 

 

 

Aquel combustible que no cumpla con los requisitos arriba reseñados no será considerado biocombustible a efectos legales por la Administración europea, por muy mucho que sea de origen exclusivamente vegetal.

Así de claros han sido hoy el asesor principal de la Dirección General de Transportes y Energía, Alfonso González Finat, y la directora de Asuntos Internacionales de la Dirección General de Medio Ambiente, Soledad Blanco, en el acto de presentación de la propuesta de directiva de renovables que se ha celebrado en la sede del Parlamento Europeo en Madrid.

Los biocombustibles que no cumplan con esas tres premisas y alguna otra menor, serán declarados «no aptos para las exenciones fiscales y otras medidas similares» y no serán computados como biocombustibles en las cuentas de la Unión Europea, es decir, que no recibirán ninguna ayuda o prebenda de la Administración.

La verificación del cumplimiento es, según Blanco, «responsabilidad de los Estados miembros», si bien, «al objeto de reducir la carga administrativa, la Comisión se reserva la posibilidad de establecer un mecanismo con ese objeto, mecanismo que deberá ser aceptado obligatoriamente por todos los Estados Miembros».

La propuesta de directiva insiste en mantener la cuota del 10% de biocarburantes (sobre el total de los combustibles) para el año 2020.