Hace 20 años, el proyecto parecía un argumento para una película de ciencia ficción. Hoy se inserta plenamente en la realidad de un planeta amenazado por el hambre, las guerras, el cambio climático y la posibilidad real de perder sus fuentes de sustento. El pasado 26 de febrero se inauguró, en el ártico de Noruega, la
Bóveda Mundial de Semillas, un ambicioso proyecto de casi 10 millones de dólares que, hasta el momento, ha recibido 268.000 muestras de semillas de más de un centenar de países. Ideado para durar mil años, en la práctica su tiempo de vida podría ser más corto, si se cumplen las predicciones sobre el calentamiento global.